En el interior Porcelana, Las cámaras de seguridad se han convertido en poco más que una aparejo de observación. Con apoyo del gobierno, millones de dispositivos rastrean y registran los movimientos de los ciudadanos en todos los rincones del país.
El hércules oriental ha desarrollado enormes bases de datos, incluidos los registros genéticos, y acaba de crear un original sistema de inteligencia químico que pretende predecir los delitos antiguamente de que sucedan. En este nuevo crónica, DEF avanza el gran ojo que todo lo ve del estado chino.
Con más de 500 millones de cámaras, la población china se ha convertido en la más vigilada del mundo. Para 2018, el régimen de gobierno de ese país había instalado más de 170 millones de cámaras en su departamento. Sin retención, adecuado a los allanamientos para tratar de controlar la pandemia en ese país, la obsesión por la vigilancia extrema se intensificó.

Un ejemplo de la cantidad de datos almacenados es la provincia de Fujian, donde el sistema informático observancia imágenes de 7.000 cámaras durante 180 días. Esto da como resultado el registro de 2.520 millones de imágenes. La número es conveniente considerable si tenemos en cuenta que el Área de Seguridad Doméstico de EE. UU. tiene una cojín de datos de 836 millones.
A partir del hallazgo de más de 76.000 documentos gubernamentales, analizados por el sitio web Chinafile, se iniciaron múltiples investigaciones sobre el peligroso mundo de los sistemas de vigilancia en ese país. Según estos documentos, los métodos desarrollados pretenden mejorar y asegurar la “estabilidad social”: Así nacieron los proyectos Sharp Eyes, Golden Shield, Skynet, Safe Cites y Police Clouds, entre otros.
300 cámaras: el prueba Xiqiao
En 2019, en Xiqiaouna ciudad en la provincia de Guangdong de unas 300.000 personas, los empleados decidieron construir lo que llamaron una “red de percepción de retratos”. Según documentos gubernamentales, entre los argumentos que presentaron para poder construir el sistema de 300 cámaras con examen facial, argumentaron que era necesaria la vigilancia, adecuado a los peligros inherentes a la actividad humana cotidiana.

El gobierno se encargó de que la ubicación de cada una de las cámaras no fuera aleatoria, sino instaladas en lugares secreto que pudieran alinearse con las evacuación de la vida. Fué así Se instalaron nuevas cámaras de examen facial en las entradas y horizontes de restaurantes, supermercados, centros comerciales, estaciones de autobuses, guarderías, cines y hasta una institución de artes marciales. Adicionalmente, para registrar con éxito los rostros de los ciudadanos, instalaron importantes cámaras en aeropuertos y estaciones de metropolitano para obtener imágenes nítidas. El objetivo: que nadie pase desapercibido a los luceros del gobierno de Xiqiao.
una mazmorra invisible
La última gran aventura del régimen chino en su búsqueda por apuntalar el control social se conoce como “la mazmorra invisible”.: Este es un sistema de vigilancia que recopila datos sobre rostros y voces.
La tecnología desarrollada establecería patrones de comportamiento entre los individuos, lo que permitiría predecir delitos o protestas incluso antiguamente de que ocurran. El sistema es tan completo que, adicionalmente de cámaras de identificación facial, cuenta con grabadores de voz con un capacidad de unos 90 metros, lo que permite un cotejo preciso entre rostros y voces.

En los últimos primaveras, Human Rights Watch ha denunciado al régimen de Beijing por su casa recoleta y uso discrecional de los datos de ADN de la población. El documento “Algoritmos de represión en China” revela que, en 2019, como parte de la Campaña Mano Resistente, las autoridades de Xinjiang recopilaron datos biométricos, incluidas muestras de ADN.huellas dactilares, escaneos de iris y grupos sanguíneos de todos los residentes en la región de 12 a 65 primaveras.
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