LA VOZ DEL CÁCARO | El cine gastado por los que ponen el varo – El Sol de Sinaloa

Algunos invierten su boleto en producir una película con la esperanza de hacer el trato de sus vidas. Para otros, el ego y el anhelo de éxito son mucho más importantes que el boleto. Para otros, colocar lo mucho o lo poco que tienen en el cine es poco así como una privación, la privación de aseverar poco. En cualquier caso, quien pone el boleto incluso aporta muchas otras cosas al plan. Entre ellos, su propia ideología, su cosmovisión, sus títulos. ¿El cine es de quien lo paga?

“Me gusta el asunto, pero no veo tetas ni nalgas por ningún costado. Tu película debe tener tetas y nalgas, eso es lo que vende. Es lo que le gusta al mexicano. No importa si es de la pandilla jodida o es papirrín, al mexicano le gusta ver carnitas.” Poco así me dijo el distribuidor luego de observar el asunto que le di. Y como no hacer caso a sus sabias recomendaciones, si estaba a punto de dar la nadie desdeñable cantidad de cuarenta mil dólares como antelación de la distribución de la película?

Eso fue en la mañana. Por la incertidumbre, me reuní con uno de los inversores potenciales de la película. A posteriori de unos whiskies, ya calentado, me soltó: “Me gustó el asunto, la historia es ingenioso. Pero como necesitan madrazos, digo. Por supuesto que eres el director y el escritor. Tu sabes mejor. Pero si yo fuera tú, agregaría una persecución de autos y una buena plomería a la historia. Nos desatiendo adrenalina. Ahí está amores perrosde Iñárritu. Es un drama, pero hay argumento. A los mexicanos nos gusta ver parentesco”.

Dos días luego voy a ver a otro de los tiradores. Se supone que generará poco así como el 40 por ciento del presupuesto de la película. Estamos cenando. De repente me dice: “He instruido tu asunto. La historia es muy hermosa. Tiene sus cosas que creo que se pulirán. ¿Sabes a qué se presta una historia así? Para dialogar de Altísimo. Es la historia perfecta para dialogar de Altísimo. Imagina que de repente hubo un maravilla internamente de la película. Un maravilla le sucede a uno de los personajes. Imagina que Diego, el personaje principal, no cree en Altísimo, pero le sucede un maravilla. A los mexicanos nos gustan los milagros. No sería necesario deteriorar mucho en el asunto.

Algunas escenas nadie más. Creo que se debe explorar la posibilidad”. Como diciendo: reescribe el perverso asunto por enésima vez, y luego de reescribirlo, envíamelo.

El reflexivo de quienes somos

En 2021, el cine mexicano produjo una cantidad inusual de películas: 259 para ser exactos. Pero no todas se estrenaron en cines, solo 70. La más taquillera fue una comedia romántica: El Camarero (Raúl Martínez, 2021). Fue gastado por más de un millón de espectadores. La trama no es muy compleja: un damisela, valiente y simpático, que se apetencia la vida como mesero en un restaurante de fastuosidad, de pronto utiliza sus atributos físicos y el color de su piel para hacerse sobrevenir por un “buen pequeño”; Con eso, logra que algunos de los clientes del restaurante, que por supuesto son ricos, le suelten un poco de vellón para que haga negocios.

Nos guste o no, la historia descrita, encima de retratar una sociedad como la mexicana, expresa una ideología, una particular visión del mundo, de quienes invirtieron millones de pesos para hacer verdad el plan. Si tuviéramos que describirlos, tomando como narración exclusivamente lo que nos dejan ver en pantalla, muy proporcionadamente podríamos aseverar que son inversores con mentalidad de fresa y clase, que lo posterior que apostarían sería a financiar una película incorrecta. . En el interior El camarero no hay sexo duro, no hay violencia, y mucho menos escuchar frases o críticas contra el gobierno. Incluso el sentido del humor obedece a una visión de clase, donde los engaños y travesuras, tan comunes entre los chairiza, son reemplazados por ironías y situaciones “divertidas”, sacadas del formulario fifi.

Chupando la sopa del inversor (el conocido “inversor”)

-HORA: ¿En cuántas películas invirtió boleto?

-INV: En dos.

-HORA: ¿Cuál es el existencias de las películas?

-INV: Comedia.

-HORA: ¿Por qué comedia?

-INV: Hay menos peligro de perder boleto.

-HORA: ¿Recuperó lo que invirtió en sus dos películas?

-HORA: Si lo miras en términos de vellón, no, no recuperé mi inversión. Pero no todo es vellón; la experiencia de hacer una película, de educarse, es una mierda. Las películas cambian a una.

-HORA: Por eso inviertes en ello, ¿no te importa que el cine sea un negocio arriesgado?

-INV: Sí me importa Mira, como negocio, el cine es muy interesante. Y si quieres ganarle, como en cualquier negocio, tienes que educarse. No puntada con ser el inversor, el que aporta el boleto, hay que educarse y especializarse. Tienes que ver películas. Mucho. Es tu negocio. Tienes que entender cómo funciona la industria. Tienes que educarse a resolver un asunto; no solo un asunto, un plan. ¿Dónde vas a poner tu boleto?

-HORA: ¿Cuánto te importa el asunto, eres de los que se meten con el asunto?

-INV: En la primera película que coproduje, no tenía mucha opinión sobre el asunto. Pero con la experiencia se aprende. Ahora, cuando veo que el escritor o el director sale con sus influencias, les digo.

-HORA: ¿Qué dirías de ti en las películas en las que has invertido boleto?

-INV: Creo que ahí está mi neurosis y mis miedos; pero incluso está mi jodido ego.

-HORA: ¿Te gusta que te llamen “productor”?

-INV: ¿Qué piensas? “¡No tengo miedo al éxito, papá!”

¿Cualquiera que invierte en la producción de películas de arte pensará lo mismo? Tendrías que preguntarle a él. Lo cierto es que cualquiera que ponga su boleto en un negocio como el cine, donde hay una adhesión probabilidad de que el boleto nunca se recupere, merece un Oscar. O al menos una ronda de aplausos.

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