En México se registran 105.000 desaparecidos oficialmente y casi mil feminicidios anuales, una situación de violencia que retrata la directora Natalia Beristain en “Ruido”, presentada este lunes en el Festival de San Sebastián, como un quejido contra la impunidad.
“Las desapariciones y asesinatos son sistemáticos y se dan en un estado que permite que el tejido social esté tan desbaratado. Es la banalidad del mal, se mata sin consecuencias y es colosal ver lo que hará el ser humano en estas circunstancias”, dijo. reflexiona en una entrevista con Efe sobre esta producción distribuida por Netflix.
Julia (interpretada por Julia Egurrola, la raíz de Beristain) es una intérprete plástica que vive en la ciudad y un día recibe la desoladora novedad de la desaparición de su hija mientras estaba de recreo con unos amigos. La hecho se desarrolla nueve meses luego, cuando ya casi no tiene esperanzas, pero no desiste de su intención de encontrarla por su cuenta en presencia de la inacción de las autoridades.
En su delirio la acompañará una periodista especializada en desapariciones de mujeres (Teresa Ruiz), y terminará encontrándose con diferentes grupos de familiares que se organizan para averiguar a sus muertos y apoyarse en esta terrible tarea, en una historia que celebra “el poder de lo colectivo”, asimismo de las luchas feministas, dice la directora.
“La otra cara de la moneda la encarna la lucha de estas mujeres, atravesadas por un dolor tan sobresaliente que no tiene nombre”, dice Beristain sobre la imposibilidad de lagrimear a un ser querido sin conocer a ciencia cierta dónde se encuentra. lo que le sucedió.
En un momento de la película, el padre de la pupila desaparecida llega a desear que el cuerpo que la policía les pide identificar sea el de su hija, para destruir con la incertidumbre. “Creo que es peor no conocer, tuve la suerte de no suceder vivido esta experiencia personalmente, pero hablando con hijas, hermanas y compañeras, me lo transmitieron”, comenta la cineasta.
NO PIERDAS LA CAPACIDAD DE ALEGRIA
Pero las mujeres que buscan a sus desaparecidos, algunas desde hace décadas, se aferran a su capacidad de alegría y cariño para que la carencia no las ahogue, explica el director.
A través de actividades como bordar o hurtar, intentan apoyar su mente en un estado que les permita seguir delante con su lucha, que en ocasiones no abandonan cuando encuentran los restos de sus propios familiares, explica la actriz Teresa Ruiz, quien da vida a periodista.
Ella misma creció en Ciudad Juárez, donde se hablaba de feminicidios por homicidio, violación y desaparición sistemática de mujeres. “Rememoración ganar a casa de la escuela cuando tenía 12 abriles y conducir entre pozos de drogas a entreambos lados de la carretera”, dice.
Por eso este papel era importante para ella. “Luché mucho para hacer esta película”, dice la intérprete, quien hasta ahora ha trabajado principalmente en series como “Narcos: México” o “Luis Miguel”.
Julia Egurrola (“Deep Crimson”, Arturo Ripstein) es la protagonista de esta historia, con un personaje arduo, dolido y ofendido por las autoridades que en ocasiones tienen destellos de alegría o esperanza, encima de un proceso interior que se manifiesta en la película. a través de imágenes oníricas.
Para preparar su papel, acompañó al colectivo “Voz y Dignidad para Nosotros”, formado por más de 300 familias en búsqueda de lo suyo. “La situación de dolor se entiende acertadamente, para nosotros es un tema corriente y dramático”, enfatiza.
“Cuando leí el sinopsis de mi hija, me di cuenta de que iba a ser un trabajo doloroso”, agrega sobre el papel de una raíz que, como la mayoría, “sabe en su corazón que no encontrará a su persona desaparecida”.
Las tres artistas coinciden en la importancia de las manifestaciones y luchas feministas como el “ruido” y el “quejido” contra la injusticia y el dolor. “No veo otra forma de nacer a cambiar lo que está pasando en México y en el mundo. Vivimos en una época profundamente violenta y creo en el feminismo como acto político”, dice Natalia Beristain.