Esta conmovedora película se centra en una mujer mozo que se enfrenta a las consecuencias de la inesperada asesinato de su atribulado padre.
Bajo y pequeño, tenebroso de toda oscuridad, SALÓN Es una película sencilla y dolorosa que indaga en las consecuencias que tiene la asesinato de un padre en una mozo de un pueblo pequeño, pero tan pequeño que por momentos parecen una docena de sus habitantes. Haas (Hannah Schiller) vive con su padre, un excéntrico personaje que oscila entre el crimen, la religiosidad y el vino: una “chanta” con pretensiones de director espiritual, diríamos aquí. Y encima tiene deudas por todo y por todos.
En granulado de 16mm. y con la fotografía tan desaturada que los personajes parecen poblar en el peor clima posible, Mathias narra algunos momentos de la vida de Haas, lidiando con el presente y el difícil futuro que se avecina, en un pueblo de Missouri. En un tiempo y empleo tan desolado que podría ser 1950, 1970 o anteayer, Mathias teje los encuentros y desencuentros de esta chica, que no se caracteriza por su elocuencia, con personajes como Will (Darren Houle), otro mozo con problemas que se cruzarán en su camino y le acompañarán en un esbozo de delirio.
Internamente del minimalismo que maneja esta película europea rodada en Estados Unidos y con personajes norteamericanos, SALÓN se encuentra en una zona equidistante entre el primer Terrence Malick y la película independiente Película de los 90 sobre jóvenes taciturnos y solitarios en pequeños pueblos donde no hay esperanza posible en el horizonte. Y ese batalla, discreto pero significativo, es quizás lo único brillante de esta ópera prima triste, oscura, pero muy realista y probable que compite, quizás con poco de sorpresa, en San Sebastián.
Visualmente muy cuidado (de forma casi cuadrada) y con una sucia elegancia que no oculta su precisión formal, SALÓN Es una película sobre esas posibles relaciones que se recuerdan de forma valiosa por lo que significaron en su momento. Un batalla entre almas perdidas, un paseo en bici y la posibilidad de que el pozo en el que estás atrapado tenga un final para emprender a reparar la idea de una vida.
