El poeta Herbert Padilha fue obligado en 1971 a cantar una “autocrítica sincera” delante el sindicato de escritores cubanos y acusó a algunos de los presentes, incluida su esposa, de contrarrevolucionarios en una desgarradora sesión filmada que se muestra por primera vez en el documental el caso de padilha. “Lo defino como un espectáculo terrible, una escarmiento”, dice. pavel giroudCubano residente en Madrid y director de la película presentada este domingo en el Festival de San Sebastián, que logra enganchar al espectador con el montaje de una reproducción inédita que llegó a sus manos hace unos abriles y cuyo origen no quiere desvelar.
Las imágenes de autoincriminación por su desatiendo de compromiso del autor de fuera de gozne con la política del gobierno cubano se entremezclan con testimonios de Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Jean-Paul Sartre, Jorge Edwards, Guillermo Cabrera Infante, Carlos Fuentes s Fidel Castro, entre otros. “Desestructuré la cronología para que la película evolucionara con personajes dramáticos”, explica Giroud, quien compite en la sección Horizontes Latinos del Festival. Asegura que ha tratado de “exponer un hecho y que el espectador tirada sus propias conclusiones”, encima de indagar en las causas y consecuencias de ese suceso, en el que Padilla sirvió para “dar una escarmiento”, según su juicio.
¿Fue irónico el poeta cuando afirmó que durante su detención finalmente entendió que sus versos y conversaciones habían sido excesivamente pesimistas para la revolución? ¿O fue el miedo la única fuerza impulsora detrás de su ‘mea yerro’? El director mostró algunas de estas imágenes inéditas a Vargas Llosa. “Me dijo que no es lo mismo ojear que ver (hasta ahora solo había testimonios escritos) y que ahora entiende a Padilla cuando dijo que estaba enviando mensajes de texto ese día”.
Movilización de intelectuales
La detención del poeta, que comenzó a habitar cargos de responsabilidad cultural en los primeros abriles de la revolución, movilizó a grandes intelectuales y artistas a principios de la lapso de 1970, entre ellos Sartre, Simone de Beauvoir, Marguerite Duras, Susan Sontag, Vargas Llosa s Julio Cortázarquien intercedió delante Nobleza castro para alcanzar tu arbitrio. Pero una sudorosa y expresiva Padilha renunció igualmente a la defensa de estas figuras en esa larga, densa y cargada sesión, en la que autores serios y airados como Reinaldo Arenas, César López s norberto Fuentes.
Para el director, que lleva ocho abriles en España, el impresión de esta histriónica admisión de responsabilidad, que contó con la intervención de otros escritores que decían entender que debían trabajar más por la revolución, fue lo contrario a lo que hacía el régimen. buscando. Esta igualmente fue la opinión de García Márquez, quien dijo no retener si Padilla había hecho daño a la revolución, pero sí su autocrítica. El director está convencido de que los implicados, incluida su mujer, la intérprete Belkis Cuza Hombreya había preparado su discurso con el poeta.
Pero aunque Padilla de alguna guisa terminara volteando la censura, para alguno de su talla intelectual debió ser “muy difícil” hallarse sometido a esa situación, comenta Giroud. “A partir de ese momento no encontró su espacio”. Acabó separado de su mujer y desterrado a Estados Unidos en 1980. “Vargas Llosa lo conoció abriles posteriormente en la Universidad de Princetown y lo vio muy allá. Las diestras que inicialmente lo aplaudieron pronto lo entregarían. Cualquiera de su posición no encontró espacio en este universo sociopolítico”, explica Giroud.
el autor de Solo tiempo humano, las rosas audaces s provocaciones Murió en Alabama (EEUU) en 2000, de un infarto, a los 68 abriles, incidental y solo, allá del hombre vitalista y carismático en que se había convertido. “Medio siglo posteriormente, esta misma desatiendo de arbitrio de expresión se ha multiplicado por diez en Cuba. Si no quieres ver lo que está pasando, no lo hagas”, dice Giroud, que critica duramente la posición de “silencio burócrata” de algunos partidos en España y Europa con destino a el gobierno insular. “La izquierda ya no defiende a Cuba, solo mira para otro flanco, nos confunde mucho”, confiesa.
Fuente: EFE
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