“ANHELL69”, la “película trans” del colombiano Theo Montoya llega a Venecia

Este contenido fue publicado el 07 de septiembre de 2022 – 11:47

Gonzalo Sánchez

Venecia (Italia), 7 sep (EFE).- El colombiano Theo Montoya estrenó en Venecia su primer largometraje, “ANHELL69”, una historia oscura, “trans, sin fronteras y sin tipo” que disecciona los deseos de su propia concepción, mientras un coche fúnebre recorre las calles de su Medellín originario y los albergues de su mundo LGBT.

“La película es muy personal, palabra de mi universo, palabra de mis amigos y quería a través de ellos entender poco que está pasando en mi ciudad, en Colombia y creo que en muchas partes del mundo”, explica el verde. . al director de Efe. en la Exposición de Venecia.

Montoya (Medellín, 1992) compite en la Semana Internacional de la Crítica, sección paralela del festival italiano, con “ANHELL69”, su estreno en el largometraje tras saludar Cannes hace dos primaveras con el cortometraje “Hijo de Sodoma”, título que reúne tatuado en la pierna izquierda.

Es un trabajo real donde todo encaja, que evoca noches eternas de drogas y música electrónica en los bajos fondos de una Medellín existencialista, un “pueblo espectro” a veces duro y conservador, pero igualmente verde, transgresor y violento.

No en vano, un verde director relata con flema su pasado en la calle mientras ultima la preparación de su primera película sobre un mundo donde los “maricones” buscan fantasmas en las sombras de la indeterminación para tener sexo con ellos: son los “espectrófilos”. “.

De esta forma, la verde y enigmática comunidad LGBT de Medellín, de la que forman parte muchos de los amigos del autor, aparece retratada para analizar en sus sueños, dudas y miedos.

“Más que una película, es una canción, una mezcla, porque antaño de aparecer a hacer películas siempre me interesó la música electrónica y quería ser DJ”, dice el cineasta del Lido veneciano.

Pero igualmente es un homenaje a los nombres que lo inspiraron, como Víctor Gaviria, Carlos Mayolo y Luis Ospina, exponentes del “ojival tropical”, Harmony Korine, Abbas Kiarostami, Jean-Luc Godard -especialmente por “Pierrot le Fou” (1965)- e incluso el movimiento madrileño de Pedro Almodóvar.

“Cada terreno fue inspirada por un director”, reconoce.

“ANHELL69” es igualmente un prueba de “metacinema”, una “película interiormente de una película”, ya que su protagonista intenta filmar una historia sobre esos “espectrófilos” que son perseguidos sólo porque quieren copular con fantasmas.

Luego, revela una clara denuncia: “De cómo las minorías son perseguidas por fuerzas del Estado, que pueden ser el gobierno, la policía, la religión o la propia sociedad”, afirma.

Y agrega: “Es una metáfora de que porque te gusta poco diferente eres perseguido. Que no es solo la comunidad LGBTI, sino que puede ser cualquier otra minoría, que se salga del statu quo”.

Montoya, siempre protegido con sus lentes de sol, considera una “suerte muy extraña” su presencia en Venecia, pero subraya el valía de festivales de esta magnitud: permitir que el mundo vea películas metafísicas y únicas como la suya.

Pese a su lozanía, ya ha estado en Cannes y Mostra, dos de los festivales de cine más potentes del planeta, pero no se atreve a predecir su futuro bello y bromea con dejar el cine y dedicarse a actividades más prosaicas y desde luego menos chulas. EFE

gsm/señor/jac

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