Pacificación, crítica de la película de Albert Serra (2022)

No tengo miedo de admitirlo “Pacificación” Es la primera película de Albert Serra a la que me enfrento. No creo que sea el único que sepa más de Serra que de sus películas. Sería raro que se quedara algún que aún no se hubiera topado con uno de los polémicos titulares que nos regaló el director catalán. Y si los fans de “Eliminación de las estrellas” Deberían ir al médico, sí “El Padrino” es una mala película, si te consideras uno de los mejores directores de la historia… Pero creo que merece la pena ir más allá del titular provocador si queremos entender a Serra. De hecho, lo que me acercó a ver “Pacificación” No fueron tanto las buenas críticas que pudo tener recibido en el zaguero festival de Cannes, sino más adecuadamente una revelación que el cineasta hizo en una entrevista hace unos meses. En él defendía que el objetivo de su cine era crear imágenes únicas, capaces de combatir contra la inconmensurable cantidad de contenido de las plataformas, imágenes que tenían el potencial de abocar a la clan a la sala. Puede parecer simple, pero toda la complejidad de “Pacificación” Es una premisa tan básica como retornar a entusiasmar a la audiencia con las imágenes.

Lo zaguero de Albert Serra es un thriller político atípico precisamente porque la fascinación por el paisaje parece ir desactivando todos los engranajes burocráticos que componen la trama. Por mucho que sorprenda en su parte original encontrar poco más cercano al cine de Martin Scorsese o Adam McKay que al de Werner Herzog, la increíble sensibilidad con la que Serra (y la preciosa fotografía de Artur Tort) consigue enmarcar la Polinesia Francesa con lo oficinista se derrite, va desapareciendo hasta desaparecer, dejando sólo un universo hipnótico y sugerente en la pantalla. De hecho, lo que predicaba el catalán en aquella entrevista se materializa por completo en los escenarios marítimos de “Pacificación” que son, sin duda, una de las imágenes más impactantes de los últimos primaveras.

Todo en las últimas obras de Albert Serra está pensado para inducir al espectador a un estado de ensueño que dura casi tres horas. La lado sonora, construida a partir de una sutil electrónica ambiental llena de texturas, intensifica este trance colectivo todavía en el apartado sonoro, al tiempo que coincide con aquel Detención Comisionado de la República que asegura que “la política es como una discoteca”. “Pacificación” En definitiva, tiene una especie de disco silencioso tropical, como si Albert Serra quisiera orquestar una especie de rave ASMR (con todas las contradicciones y contrastes que eso conlleva).

Por mucho que sea impracticable desmentir que gran parte de la personalidad abrumadora de la película está en sus imágenes, “Pacificación” No sería tan carismático sin su protagonista indiscutible. De Roller es uno de esos personajes megalómanos por los que es impracticable no advertir una afecto visceral. A medio camino entre la Vito Corleone de “El Padrino” y Howard Ratner de “Diamantes en bruto”, Benoît Magimel encarna, como no podía ser de otra forma, un fiel alter ego de Albert Serra. Estamos en presencia de un personaje frío, calculador y arrogante que, al entrar en contacto con la belleza que le rodea, adopta una sensibilidad que parecía incompatible al principio de la película.

me gusta entender “Pacificación” como una historia que desmantela a Albert Serra, que lo humaniza y lo coloca en una situación de vulnerabilidad. Al fin y al extremo, al Grinch del cine catalán parece que le encanta la Navidad. Creo que estamos en presencia de una película importante, aunque todavía no sé muy adecuadamente por qué. Quizá porque no me disgusta del todo esa circunstancia de un autor salvaje y omnipresente que hace que ver la odisea de De Roller suponga sobreanalizar el proceso creativo de Serra. Creo que un poco de arrogancia y la arrogancia nunca viene mal…

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