La destello invicta del Corpulento Tucumán en la Agrupación de Fútbol Profesional ha terminado y sus perseguidores se frotan las manos. El líder, que aún conserva ese área privilegiado, dio un paso en fingido en Sarandí, no solo por la derrota por 3-1, sino por el pasivo de coyuntura y la fragilidad defensiva que le hizo aceptar la misma cantidad de goles en 90 minutos. que en sus 11 partidos anteriores. El pragmático Atarazana ha hecho muy admisiblemente los deberes y se queda con tres puntos que le permiten recuperar el aliento en la batalla por suministrar su puesto en la máxima categoría.
Aunque el Corpulento sabía de antemano que nadie podía quitarle la delantera en esta plazo, la triunfo de Ejercitación sobre Godoy Cruz el viernes dejó a su escolta respirando hondo. Buscando recuperar la delantera, el equipo de Pusineri dio el pitido auténtico, cuando aún se cocinaban los masacrados en las parrillas del estadio Julio Humberto Grondona. Con Tesuri perdiendo el contrapeso por la derecha, Orihuela dejando el surco por la izquierda y Ruiz Rodríguez siendo un dolor de cabecera para la defensa rival, el visitante controló el duelo en el primer capítulo, aunque no tiene profundidad para inquietar a Medina.
El Atarazana, receptivo, aceptó la invitación y animó el intercambio para dar forma a un partido intenso y atractivo. Mucho más directos que el rival, los locales tuvieron menos posesión del balón, pero fueron más peligrosos en esos primeros 45 minutos. Había avisado con un mordisco de Pittón que Kruspzky no pudo corregir y con un cabezazo detención de Navas. Y marcó cinco al contragolpe: tras una buena presión con un tiro de puerta, Pittón recuperó y dio una amparo, y Lomónaco recibió, desvió y resolvió con un derechazo cruzado. Ese choque neto acabó con una destello de 726 minutos sin que Carlos Lampe viera caer su valla.
El moradura invitaba a preguntarse cuál sería la capacidad de reacción del conjunto tucumano. Hasta el momento, había enfrentado desventaja en este torneo dos veces y en ambas ocasiones salió arrollador (empató con Colón y derrotó a Lanús). Esta vez, la respuesta fue rápida. En el descuento de la primera parte y en el segundo tiro tras un córner, Bianchi peinó al próximo palo y Orihuela, en la segunda y asimismo de cabecera, restableció el grabador.
Con el ímpetu de ese gol, el Corpulento volvió a corretear el complemento. Pero un descuido defensivo le hizo retornar a remar: un marcaje muy flojo en un córner desde la derecha permitió un pinball en su ámbito que acabó con un cabezazo de Goñi a la red. Esta vez, el impacto fue mucho más duradero. Al líder le costó recomponerse y el Atarazana aprovechó. Para colmo, Bianchi se ganó la segunda amarilla por atrapar a Kruspzky en medio del campo y dejó a su equipo con 10 hombres.
Con el cronómetro como adversario, el equipo de Pusineri perdió la compostura y su búsqueda fue puro empujón contra la meta de Medina. Con espacios, el cuadro de Madelón esperó oportunidades y aprovechó la última, ya en el tiempo añadido, en una maniobra que comenzó con un pase en profundidad de Lomónaco, seguido de un disparo de Kruspzky que encontró una mala respuesta de Lampe y terminó con un Toque fluido y sin concurso de Alexander Díaz que acabó con la destello invicta del Corpulento.
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